La última vez que te apuntaste a un evento, ¿con cuantos desconocidos hablaste? Hablaste con mucha gente: con María, con Pepe, con Marcelo, Victoria y muchas otros. Insisto, ¿con cuantos desconocidos? Como dice el chiste, uno o ninguno.
Entonces, en el evento de la próxima semana, qué pasará, ¿conocerás a gente nueva? ¡Sabes que menos de los que proyectas!
Tu comportamiento es bastante más habitual de lo que crees. Paul Ingram y Michael Morris, de la Universidad de Columbia hicieron un experimento con un centenar de personas de negocio que asistían a un evento (y en 2007 publicaron el artículo "Do People Mix at Mixers?"). A cada asistente se le preguntó antes del evento a qué personas quería conocer y se les ponía a la entrada del evento una pulsera que registraba sus interacciones.
El resultado de la toma de datos fue concluyente. La gran mayoría de los asistentes estuvieron con gente conocida y tuvieron la oportunidad de conocer a los amigos de sus amigos. Pero, en general, no abordaron a extraños. (De mi experiencia añadiría que hasta los empleados de la empresa que organiza el evento suelen hablar más entre ellos que con sus clientes ¡que oportunidad malgastada! )
Hay tres elementos que nos bloquean en estas situaciones, según comenta Keith Rollag en "Succeed in New Situations" del Harvard Business Review de Diciembre de 2015:
- No queremos molestar
- Tememos hacer un error garrafal en nuestra presentación
- Tememos ser rechazados
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