Como dice Eduard Punset, muchas de las decisiones que tomamos se basan más en lo que creemos en vez de en lo que vemos. (Esto tiene que ver mucho con nuestros marcos mentales.)
Y si algo lo aprendemos de pequeños, cambiar esa creencia es muy difícil (de ahí la célebre frase atribuida a los jesuitas: "dame un niño de hasta siete años y te devolveré un hombre"). Alvin Toffler va más allá: "Los analfabetos del siglo XXI, no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no puedan aprender, desaprender lo aprendido y volver a aprender."
Desaprender es algo más "natural" para la gente que tenga un bagaje científico, pues la base de los avances de la ciencia no es mas que hacer conjeturas, ver que se cumplen, disponer pues de una teoría y, para asegurar el avance constante de la ciencia, estar abierto, si se identifica una incongruencia a CAMBIAR lo necesario para adaptarlo a las nuevas evidencias.
José Manuel Atencia ( El País, “Aprender a Desaprender”,) afirma que “El mundo gira a un ritmo tan vertiginoso que todos los días desestimamos una idea que un día fue importante, pero rechazamos desaprender algo que habíamos aprendido. Todo ocurre tan rápido que apenas nos da tiempo a pensar en ello, pero la realidad es que el mundo se equivoca un día sí y el otro también. Muchas de las cosas que nos han servido hasta ahora han dejado de ser útiles, sin embargo demasiadas de ellas siguen estando vigentes.”
Llegados a este punto, espero haberos convencido de que tenemos que estar preparados para desaprender lo que nos está impidiendo seguir creciendo. Tengo aquí una prueba para que calibres hasta donde estás dispuesto a llegar:
¿Comerías insectos? La respuesta típica es ¡que asco, por favor! Pero sabias que “100 gramos de grillos deshidratado contiene 1.550 miligramos de hierro, 340 miligramos de calcio y 25 miligramos de zinc – 3 minerales que suelen faltar en la dieta de los pobres. Los insectos tienen mas minerales y grasas saludables que la ternera o el cerdo. (…) Los europeos estaban convencidos de que los Aborígenes se morían de hambre. ¿Por qué? Porque veían que los nativos comían la comida de último recurso - insectos. Larvas, ratas, bichos que nadie que no estuviese hambriento comería. Que esta dieta era nutritiva, abundante, y pudiese tener el sabor de 'huevos revueltos con gusto a nuez y mozzarella suave' jamás se les ocurrió a los británicos” En el principio era el sexo (Paidós), Christopher Ryan.El día que vaya a Asia, ¡pienso probar de todo!
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