En las sociedades donde se vislumbra movilidad social vertical dentro de una misma generación (o sea en aquellas en las que cualquiera puede progresar de forma efectiva porque hay igualdad de oportunidades) la gente tiene la motivación para luchar por su progreso. No se rinde ni cae en el desencanto. Somos una especie amigable, nos gusta cooperar con otros y ser tratados de forma justa. No se trata de cuanto tenemos, lo que valoramos es cómo se reparte. Y las reparticiones injustas nos desmotivan, hasta el punto en que los más desfavorecidos pueden caer en el desánimo al no ver cómo es posible mejorar sus vidas. Las sociedades que crean relaciones basadas en la desigualdad, la inferioridad y la exclusión social generan mucho daño social.
Eso al menos es lo que argumentan, y muy bien por cierto, Richard Wilkinson y Kate Pickett en su libro “The Spirit Level: Why Equality is better for everyone" , "El nivel del Espíritu: Por qué la igualdad es mejor para todos", (Primera edición en español) , donde hacen una reflexión muy interesante sobre el impacto de la desigualdad sobre la sociedad. En concreto han investigado cómo la desigualdad en los ingresos en los países desarrollados impacta negativamente a la sociedad. Demuestran correlaciones negativas con, entre otros factores, los niveles de felicidad, la salud y los problemas sociales, el índice UNICEF de la salubridad de los niños, el nivel de ansiedad y depresión, el nivel de confianza en los demás, el status de las mujeres, las enfermedades mentales, el nivel de homicidios, la esperanza de vida o capacidad de aprendizaje en la escuela.
Como se ve en la siguiente tabla, en los paises ricos, cuanto menor es la diferencia entre los ricos y los pobres la población es más feliz, sana y exitosa. En el Reino Unido el 20% de la población más rica es 7 veces mas rica que el 20% más pobre. En cambio en Japón y los paises escandinavos sólo es de 3.5 a 4 veces más rica. [Fuente: http://www.equalitytrust.org.uk/]
En su capítulo final, “Construyendo el futuro” comentan cómo las políticas liberales de los últimos años han pasado factura a los partidos mas progresistas:
Durante varias décadas los políticos progresistas se han visto fuertemente debilitados por la pérdida del concepto de una sociedad mejor. Hay gente que ha luchado por mejoras parciales en diferentes áreas de la vida, ha hecho campaña contra nuevas amenazas medioambientales o para mejorar el trato a la gente que pedía asilo, y se han manifestado contra intervenciones militares. Pero no hay, en ningún sitio, un movimiento popular capaz de inspirar a la gente con una visión de cómo mejorar de forma sustancial nuestra sociedad, para que ésta sea, para la mayoría de la población, un sitio donde vivir mejor. Sin esta visión la política no será capaz de provocar ni tan siquiera un bostezo.Para saber mas: http://www.equalitytrust.org.uk/
Sin embargo la mayoría de la gente quiere cambios. En el primer capítulo de este libro hacemos referencia al informe “Yearning for Balance”(*) (Buscando el equilibrio) que indicaba que más de 3 de cada 4 americanos piensan que la sociedad ha perdido el contacto con lo que realmente importa. Sentían que el consumismo y el materialismo estaban prevaleciendo sobre otros valores importantes como son los amigos, la familia y la comunidad. Aunque los políticos reconozcan un inconformismo enraizado en la sociedad, y centren sus campañas diciendo que quieren “cambio”, hay veces que parece que sus ideas de cambio van poco más allá que en las diferencias en la imágenes personales que proyectan. No hay sugerencia de que tengan visión alguna de cómo empezar cambiando la vida diaria a algo más placentero y personalmente enriquecedor.
Las encuestas sugieren que hay un deseo sustancial para limitar las diferencias de ingresos.
(*) The Harwood Group, “Yearning for Balance: Views of Americans on consumption, materialism, and the environment”. Takoma Park, MD: Merck Family Fund, 1995
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