En su libro "
El miedo a los bárbaros", Tzvetan Todorov adapta la propuesta de Dominique Moïsi, el
"Choque de Emociones", como contrapunto al
"Choque de Civilizaciones" de Huntignton. Esta adaptación dice:
Llamaré apetito a la pasión dominante de un primer grupo de países. Sus habitantes suelen tener la sensación de que, por razones diversas, se les ha mantenido al margen de la repartición de las riquezas. Ahora les ha llegado el turno. Quieren beneficiarse de la globalización, del consumo, del ocio, y para lograr este objetivo no escatiman medios. Hace ya varias décadas que Japón abrió esta vía, que siguieron varios países del sudeste asiático y poco después China e India. Otros países de otras zonas del mundo se diponen a seguirla: Brasil, y en un futuro inmediato sin duda México y Sudáfrica. Desde hace unos años Rusia parece seguir este mismo camino y convierte en su ventaja en ventaja su derrota en la guerra fría: su desarrollo ya no sufrirá frenos ideológicos, tampoco el enriquecimiento de sus ciudadanos, puesto que el país ya no necesita competir por la hegemonía mundial.
El segundo grupo de países es aquel en el que el resentimiento desempeña un papel fundamental. Esta actitud es consecuencia de una humillación, real o imaginaria, que supuestamente les han infligido los países mas ricos y poderosos. Se extienda, en diversas medida, por buena parte de los países cuya población es mayoritariamente musulmana. (...) Los destinatarios del resentimiento son los antiguos países colonizadores de Europa, y cada vez más, Estados Unidos, al que consideran responsable de la miseria privada y de la impotencia publica. (...)
El tercer grupo de países se distingue por el lugar que en ellos ocupa la sensación de miedo. Se trata de los países que forman Occidente que han dominado el mundo desde hace varios siglos. Tienen miedo a los dos grupos anteriores, aunque de distinta naturaleza en cada caso. (...) temen de los países del apetito su fuerza económica, su capacidad de producir a menor coste, y por lo tanto de acaparar todo el mercado, en definitiva que los dominen económicamente. En cuanto a los países del resentimiento temen los ataques físicos que podrían proceder de los mismos, los atentados terroristas, las explosiones de violencia y además las represalias que podrían tomar respecto del plan energético, porque cuentan con las mayores reservas de petróleo.
Por último podríamos designar un cuarto o de países, dispersos en varios continentes, como de la indecisión. Se trata de un grupo residual cuyos miembros pueden dejarse llevar cualquier día por el apetito o por el resentimiento.
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